En numerosas ocasiones notamos que nuestros hijos buscan llamar nuestra atención mediante comportamientos poco agradables.
Surge una pregunta… ¿Por qué lo hacen?
Sabemos que los niños son capaces de captar patrones en la rutina y las relaciones desde una temprana edad,por ejemplo, saben que hay que subir al coche para salir de la casa, que hay que buscar la mochila cuando van al jardín o al colegio…
¿Acaso no saben que «portarse mal» trae aparejado un reto? A nadie le gusta que lo reten…
Es cierto, a nadie le agrada que lo reten… pero lo que menos le gusta a un niño es sentirse ignorado.
El “llamado” de atención es precisamente un pedido, una búsqueda de conexión.
Algo que nos puede ayudar en estas situaciones es cambiar el enfoque.
En lugar de reaccionar con típico reto, probemos detenernos un momento.
1- Gira tu cuerpo hacia él/ella. Esto es clave para «desconectarte» de lo que venías haciendo en ese momento.
2- Miralo/a a los ojos. Busca conexión.
3- ¡Observa bien: quizás necesita algo, estaba pidiendo alguna cosa que no escuchamos o simplemente le gustaría recibir algunas cosquillas, un abrazo o un beso fuerte!
Esta es una fórmula casi mágica para cortar con el círculo de negatividad que se genera al responder negativamente a un llamado de atención. La clave está en responder al llamado, que tu hijo sepa que estás ahí con él.

