Reflexión sobre la posibilidad de implementación de un programa educativo de adquisición de habilidades y competencias en instituciones educativas formales.
Pedagogías del futuro
Estos son algunos de los elementos que caracterizan a los modelos educativos más exitosos e innovadores del mundo, y que están orientados a lo que se conoce comúnmente como “Pedagogías del futuro”:
- Adopción de una multiplicidad de formatos y dinámicas de trabajo orientadas a una formación más integral, tanto a nivel de contenido como vincular.
- Creación de trayectos escolares y educación individualizada.
- Fomento de la autonomía en el aprendizaje, rol del profesor como guía.
- Curriculums diversos, amplitud formativa y transversalidad.
- Inversión estatal y privada en la formación docente y su espacio de trabajo.
- Estándares formativos altos y reconocimiento social del profesorado, tendencia a la profesionalización.
- Grupos reducidos de estudiantes.
- Alto nivel de actualización docente.
- Diseño y espacios pensados y diseñados a fin de brindar mayor especificidad a las áreas estudiadas, como así también para potenciar las capacidades del alumnado y el profesorado.
Aprender a aprender
Estos modelos buscan resolver algunos de los aspectos más concomitantes de la educación actual a nivel global, uno de estos puntos es precisamente la necesidad de crear un giro de la educación, pasar del modelo de enseñanza al modelo de aprendizaje:
Como humanidad nos hallamos inmersos en un contexto de constante cambio social, tecnológico y cultural, la velocidad de los cambios es uno de los rasgos más notables de la realidad que estamos atravesando, así como la multiplicidad de factores y ámbitos que están interconectados y se afectan mutuamente; La revolución 4.0 genera una necesidad de adaptación inmediata a desafíos que siquiera estamos seguros de poder predecir o imaginar, y nos enfrenta con la realidad de que nuestra capacidad de respuesta ante los cambios es simplemente insuficiente:
No tenemos el tiempo ni la capacidad de aprender lo suficientemente rápido para adaptarnos.
La consecuencia es la necesidad de adopción de una nueva estrategia que nos permita optimizar nuestra capacidad adaptativa, y para ello es menester la adquisición de herramientas, habilidades y competencias que nos permitan aprender a aprender, adquirir elementos metacognitivos y destrezas centradas en las personas y no en el conocimiento o la información.
Esta noción está ampliamente vinculada con el contexto laboral y empresarial actual, la demanda del mercado ya no es solo saber, tampoco saber hacer, sino saber idear formas de saber mejor, ser poseedores de habilidades que permitan una respuesta más rápida y efectiva a los problemas y desafíos actuales.
Sobre la posibilidad de implementación
Profesionalización y formación docente:
No se trata solamente de capacitar y exigir a los docentes, sino de transformar la cultura de aprendizaje, desde la educación superior hacia los niveles secundario, primario e inicial. Si la formación docente incluye e incorpora dinámicas afines a este enfoque, esto se traducirá en las prácticas docentes futuras.
Transversalidad curricular e inclusión de dinámicas afines a las pedagogías alternativas y pedagogías del futuro:
La integración curricular es un paso necesario, pero no el único. Es necesario crear propuestas transversales que permitan la aplicación de una variada gama de habilidades y competencias aplicadas a la resolución de problemas o la construcción de proyectos desde una mirada radicalmente diferente a la de la educación tradicional. La educación formal debe nutrirse de pedagogías alternativas, educación no formal y otras, para poder asegurar una formación realmente integral.
Repensar la evaluación:
No se trata solamente de la rigurosidad, la constancia y la formalización de la evaluación, sino precisamente de deconstruir los conceptos de evaluación y medición de avances. Un ejemplo notable es el que estudiamos en este mismo curso, la pedagogía del “todavía no”, la evaluación procesual y la planificación inversa.
Formación del carácter:
La crisis de sentido de la posmodernidad y la falta de cohesión social, la anomia y la revolución industrial 4.0, ponen, por el nivel de exigencia e inestabilidad que generan, a la capacidad de adaptación y a la madurez emocional entre la espada y la pared. Es necesaria y urgente la inclusión de programas transversales, obligatorios y variados centrados en la formación del carácter, el desarrollo personal y la inteligencia emocional.
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