El arte del equilibrio: vivir entre valores – Por Moré Alexis Cabenovsky


«Todos los días, el padre acompañaba a su hijo al ingreso escolar. El trayecto era corto, pero tenía una parada obligada: una esquina donde, desde temprano, un diariero ofrecía los periódicos del día.
El padre, siempre amable, con una sonrisa constante y una voz cálida, lo saludaba con un “¡Buenos días!” lleno de energía. Pero, para sorpresa del hijo, el diariero jamás respondía. Ni una palabra, ni una mirada.
La escena se repetía una y otra vez. Hasta que una tarde, el hijo —tímido, pero con la curiosidad prendida en el alma— se animó a preguntar:
—Papá, ¿te puedo hacer una consulta? —Claro, mi amor, decime. —¿Por qué saludás al diariero todos los días, si él nunca te devuelve el saludo?
El padre sonrió, lo miró con ternura y respondió con serenidad: —Porque nunca los que hacen las cosas mal pueden enseñarme a mí a hacer las cosas bien…
«

Hoy quiero hacer hincapié en el concepto de los valores. ¿Qué es un valor? Un valor es un conocimiento interno sobre cómo creemos que debemos comportarnos o cómo esperamos que los demás se comporten.

La honestidad, por ejemplo, implica conducir los negocios de forma correcta o esperar lo mismo de los demás. El amor, implica saber hasta dónde algo es posible y hasta dónde no lo es.
Pero los valores no son universales. Y eso es fundamental comprenderlo. Tomemos el valor del trabajo: Para uno, trabajar significa hacerlo durante muchas horas; para otro, trabajar pocas, pero con intensidad. ¿Quién tiene razón? Nadie y todos. Cada uno actúa según el valor que eligió representar.

Lo mismo con el valor de la familia: Hay quien trabaja todo el día para que no les falte nada a los suyos. Y hay quien trabaja medio día, para poder estar presente con ellos. Ambos honran el mismo valor, aunque lo expresen de formas distintas.

Entonces, volviendo a la historia, podríamos decir que tanto el padre como el diariero tenían sus propios valores. Y ninguno estaba equivocado. El padre valoraba la amabilidad, la constancia, el respeto. El diariero, quizás, valoraba la reserva, el silencio, o simplemente estaba acostumbrado a no responder.

Ambos actuaban desde su propio entendimiento. Y es ahí donde aparece un punto esencial para mejorar el mundo: el concepto de los acuerdos.

Los valores son personales, pero la vida en común exige aprender a equilibrarlos. Porque sin equilibrio, los valores pueden incluso chocar entre sí.

Por ejemplo, yo puedo valorar el trabajo y entender que eso significa muchas horas de esfuerzo. Mientras que mi esposa puede valorar la familia y entender que eso implica pasar más tiempo juntos. ¿Quién tiene razón? Ambos. Pero para convivir, necesitamos un acuerdo que combine ambos valores: trabajar y a la vez estar presentes.

Los valores sin equilibrio destruyen. Los valores con equilibrio construyen.

En la historia, uno podría pensar: “yo solo saludo a quien conozco”, mientras que el otro sostiene: “yo saludo a todos”. Y sin embargo, el acuerdo invisible que sostiene la sociedad es que el saludo no depende del otro, sino de quien elige originarlo.

Quizás ahí radique la verdadera enseñanza: que mejorar el mundo no significa imponer nuestros valores, sino encontrar el punto de encuentro entre los valores de los demás y los nuestros. Ahí, en ese equilibrio, empieza el verdadero cambio.

Invitación a jugar: El ejercicio de los valores

Te invito a hacer un pequeño ejercicio, un juego para conocerte más —y conocer más a los que te rodean.

Júntate con tu familia o con algunos amigos. Cada uno tome una hoja y escriba sus cuatro valores más importantes. Luego, pongan un nivel de prioridad: 1, 2, 3 y 4.

Hágalo en silencio, sin mirar lo que el otro escribe. Cuando todos terminen, compartan sus listas.

Contá por qué elegiste cada valor y por qué lo ordenaste así. Y cuando encuentren valores en común —por ejemplo, amistad, amor o familia— hablen sobre qué significa para cada uno ese valor.

Vas a sorprenderte. Porque detrás de una misma palabra, muchas veces hay mundos diferentes. Y a través de ese juego simple, vas a conocer con más profundidad a tus seres queridos… y también a vos mismo.

Te invito a jugar, a divertirte y a aprender. Y si querés, después contame qué te sucedió.

More Alexis Cabenovsky.

Alexis Cabenovsky es Argentino-Israelí, casado y padre de tres hijos. Con una sólida trayectoria como Moré (educador), ha acompañado proyectos educativos y comunitarios en la ciudad de Rosario, Argentina, dentro de la institución Shevet Ahim. Asimismo, desarrolló su labor en la ciudad de Córdoba, desempeñándose como Moré tanto en la Unión Israelita Sefaradí como en el Colegio Maimónides.
Coach Formador desde el año 2019 hacía la actualidad y Coach Sistémico con el programa de los 6 escuchas.
Es autor de diversos artículos y del libro Jazak, Jazak, VenitJazek, una recopilación de más de 100 reflexiones que integran pensamiento filosófico, espiritualidad y compromiso con el crecimiento personal. Desde 2017 lidera un proyecto semanal de Mensajes de Shabat, enfocados en fortalecer el vínculo entre tradición y vida contemporánea.
Actualmente reside en la ciudad de Or Akiva, Israel.