
PREGUNTA:
¡Hola! Me gustaría que mi hijo de 8 años desarrolle más la habilidad de poder ver al otro, querer hacer jésed (actos de bondad), lograr dar algo al compañero cuando no espera nada a cambio. Por un lado, es pequeño aún, por lo que no espero un ingenuo sentimiento del ietzer hatov (su buena inclinación) a buscar el bien desinteresado, pero sí querría ayudarlo a educarse por ese camino.
Mi hijo sabe reconocer cuando otros le hacen un bien, es agradecido, le importa cómo se ve en ojos de otros (aunque al mismo tiempo tiene un carácter fuerte al defender su postura), y por dos amigos muy cercanos a él si muestra hacer cierto esfuerzo (los defiende cuando se pelean con otros). Con desconocidos no se molesta en mirarlos cuando le hablan o sonreír como gesto de amistad. No le ve importancia a saludar o despedirse de otro, cercano o no. ¿Cómo lo puedo ayudar?
RESPUESTA:
Hola! ¡Gracias por enviarnos tu pregunta!
La preocupación sobre la bondad de nuestros hijos es una preocupación genuina, puesto que es, sin lugar a dudas, uno de los pilares de la educación judía.
Considerando lo que cuentas en la pregunta, es posible ver que tu hijo tiene, efectivamente, la capacidad emocional y la habilidad práctica de dar, compartir y esforzarse por otros, e incluso sentir empatía con la gente que le importa y siente cercana. Esto es un dato fundamental, ya que entonces, el desafío no será crear un nuevo sentimiento o habilidad, sino expandir y desarrollar una capacidad ya existente.
Es cierto; puede ser que «no le importe» tanta gente, y por ello, su consideración y cariño no se exprese frente a gente desconocida o no tan cercana a él. De todas maneras es muy común que un niño se fije en lo que está cerca de él y con aquello que se identifica casi exclusivamente, ya que su mirada es primordialmente egocéntrica1.
Por otro lado, hay un aspecto de educación que tiene que ver con el desarrollar buenos modales y lograr ser considerados con los demás, independientemente del grado – deseable o no – de indiferencia que tengamos por aquellos que no sean cercanos a nuestro círculo.
En un niño pequeño de estas características, esa «consideración» puede perfectamente provenir, en un primer momento del hábito: del que sea una regla tácita y adquirida en casa el saludar a los demás cuando llegamos o nos vamos de un cierto lugar.
Es cierto que lo ideal, en una personalidad madura es que esta consideración nazca del interés genuino; sin embargo, creo que exigir que un niño tenga un verdadero interés en saludar al otro y hacer que se sienta bien, es un tanto difícil y puede llegar a ser hasta contraproducente, por cuanto que si bien existen niños que naturalmente son así «de fábrica» es algo que cuando se fuerza puede crear una nueva resistencia o rechazo hacia esta actitud. Creo que el énfasis debiera estar puesto en el hecho de que logre hacer la acción en la práctica y no tanto en que logre sentirla (aún).
Lo que sí es recomendable es el incentivarlo en aquellas acciones positivas hacia las personas que sí «le interesan» hoy en día fortaleciendo así el sentimiento de cariño y amistad que tiene con ellos. Este es el campo de desarrollo que más frutos tiene el potencial de dar porque si hay una base y no implica un forzamiento sino un incentivo.
Intenta observar a otros niños cercanos a su edad para comparar cómo ellos se conducen habitualmente entre pares, esto te permitirá tener perspectiva sobre qué expectativas son realistas respecto a este aspecto.
¡Cualquier duda, seguimos en contacto!
CONSIDERACIONES
La bondad (jesed) es una cualidad muy especial que se encuentra en la categoría de «cualidades ligadas a la acción«2 , es decir que es una cualidad que para desarrollarse y manifestarse es necesario poner el cuerpo en movimiento y no solamente pensar o sentir algo. La bondad se expande cada vez que la ponemos en práctica.
Por otro lado, existe un principio general para el desarrollo de la personalidad y el carácter que dice «detrás de las acciones se van los corazones»3, esto significa que si una persona desea sentir genuinamente un sentimiento y afianzar una determinada actitud en la vida debe entrenarse para adquirirlos de la misma manera en que adquiere una destreza o habilidad práctica.
El amor, por otro lado, pertenece a la categoría de «midot haiajas«, es decir, cualidades de relación. Este tipo de cualidades vinculan a las personas sin depender necesariamente de una acción concreta (aunque como en las otras midot, las acciones fortalecen las intenciones4). El amor es un tipo de valoración que nace de la identificación, del sentir que el otro es parte de uno o como mínimo su semejante. El amor se desarrolla al reconocer las virtudes del otro5 y en el disfrute compartido al alegrarnos del bienestar ajeno, el trabajo aquí es desarrollar un interés positivo por el otro, en oposición al sentimiento de indiferencia.. Sin embargo, es importante destacar, que en una personalidad en formación existe una tendencia mayor a que la identificación con ciertas personas o la centralidad del yo por sí misma, genere externalidades negativa con aquellos que siente como «otros» diferentes, es por ello que cuando se intenta forzar la simpatía por aquellos que un niño siente como distantes – en el sentido en el que estamos hablando aquí- podemos por momentos sentirnos perplejos ante una respuesta brusca o cargada de emocionalidad negativa que esta presión puede predisponer. Es importante saber que estas externalidades, si bien deben ser abordadas cuidadosamente, son parte de un proceso natural en la formación de la identidad de cualquier persona.
Existe también un sentimiento que por momentos se confunde con la bondad o el amor y es la actitud de simpatía y predisposición que se desprende de la búsqueda de reconocimiento y aprobación social. Es importante distinguir, tanto para los padres como a nivel personal (interno) cuándo la acción proviene de un genuino interés y placer por la bondad o el amor hacia el otro, y cuándo la actitud es producto del sentimiento de ansiedad o presión social que empuja a la búsqueda de reconocimiento por parte de los demás.
- כִּי יֵצֶר לֵב הָאָדָם רַע מִנְּעֻרָיו (בראשית פרק ח פסוק כא) ↩︎
- Midot Hapeula, como se demarca en Binian Habait de Rav Moshe Shojatowitz. ↩︎
- Sefer HaJinuj ↩︎
- Así lo he oído expresar a Rav Igal Snertz Shlit´´a esta idea. ↩︎
- Rav Noaj Weinberg Z´´L. ↩︎


