Iom Kipur es un día muy preciado para el Pueblo Judío, ya que consiste en una oportunidad única de transformar nuestros errores pasados en virtudes futuras.
Maimónides enseña que la persona debe hacer teshuvá (arrepentimiento) no solo por sus transgresiones cometidas, sino también por sus malas cualidades, ¿qué significa esto?
El Gaón de Vilna escribe en su libro Eben Shelemá que el trabajo de midot (cualidades) es la clave para cumplir fácilmente todas las mitzvot (mandamientos). Esto significa que si uno tuviera el equilibrio emocional y la madurez suficiente, podría virtualmente lograr todo aquello que se proponga como desafío personal sin tantas trabas internas.
Imaginemos por un momento nuestras vidas sin tener que lidiar con el procurar sentirnos superiores a los demás o la envidia y el dolor al ver el éxito ajeno (que siempre parece más fácil y gratuito que el propio), imaginemos una vida sin la desesperante frustración del enojo que nos agota, o el deseo constante por la satisfacción inmediata que tantas veces cercena nuestras oportunidades de crecer… y no me refiero a tener un mundo interno aséptico y frío de robot sino a una vida plena llena de sensaciones agradables por el bien que nos rodea y con la capacidad de lidiar positivamente con aquellas dificultades y sufrimientos que pueden provenir del exterior. Imaginemos el lograr realmente sentir gratitud y simjá (motivación) cuando nuestro cónyuge nos hace un bien, o el tener la facultad de disfrutar plenamente cada detalle del crecimiento y la educación de nuestros hijos, imaginemos tener el corazón lleno de amor por toda la humanidad, el lograr la serenidad aún en momentos de presión externa, y la capacidad de animarnos a hacer aquello que deseamos, todo eso y mucho más sería posible si tan solo halláramos la clave de cómo acceder a nuestras emociones y lograr un cambio interno real.
Rav Israel Salanter enseñó que existen tres niveles en el trabajo personal. Estos son: la conciencia emocional, el autocontrol y el acostumbramiento. El primer nivel se trata de lograr tener conciencia de aquellas cualidades en las que no somos equilibrados, es decir, el adquirir la capacidad de identificar nuestras dificultades emocionales y las consecuencias poco deseables causadas por las mismas en cualquiera de las tres áreas que engloban la vida judía:
1) la relación de la persona con Di-os,
2) las relaciones interpersonales y por último las
3) intrapersonales, es decir, la relación que guardamos con nosotros mismos.
El secreto para acceder este preciado nivel es el de comenzar a ponderar tanto la importancia como la gravedad que implica que hoy el control de nuestras vidas esté en manos de nuestras reacciones emocionales en lugar de que nuestro corazón sea un medio hacia la tranquilidad, la felicidad y el amor verdadero, guiado por nuestra voluntad de hacer el bien.
La teshuvá (el arrepentimiento) por nuestras midot (cualidades) desequilibradas consiste entonces en el aumentar nuestra conciencia sobre la necesidad y la importancia de tomar el control de nosotros mismos y nuestro mundo interior, y es a su vez el comienzo del camino a la vida que deseamos y por la cual rezamos en este grandioso día, un día lleno de oportunidades.
Gmar Jatimá Tová!!!

