Un pensamiento esencial en la vida, y sobre todo al convertirnos en padres, es el de saber que no debemos saber todo.
Ningún padre/madre nace siéndolo.
Incluso en caso de que hayas tenido grandes referentes en tu vida, probablemente, vas a tener innumerables sorpresas y desafíos a la hora de educar a tus hijos, ya que cada persona y circunstancia es única.
Esta es la razón por la cual tampoco encontraremos un manual que nos indique como educar específicamente a nuestros hijos con sus características y particularidades, son edición limitada y no hay experiencias previas.1
Entonces, ¿qué podemos hacer?
Lo mismo que haríamos si estuviésemos frente a cualquier otro desafío que de momento nos supera, o al menos, en el cual tenemos algunas dudas: buscar apoyo y tratar de aprender de las experiencias ajenas.
Es importante que quienes somos padres contemos con un círculo de confianza donde poder verter nuestras propias experiencias, inquietudes y descubrimientos, aciertos y errores en la educación de nuestros hijos.
Este círculo puede ser un buen grupo de amigas/os que también sean padres, pueden ser educadores, psicólogos, psicopedagogos o Rabinos especializados en Jinuj (educación). Lo importante es que sean personas en las que confiamos y que puedan brindarnos apoyo y consejo en aquello que muchas veces nos preocupa o nos cuesta.
Aunque el desafío es grande, es importante que sepamos que no estamos solos, y que no hay ninguna razón para pensar que «debemos» arreglarnos solos en esta área tan especial, maravillosa y compleja de nuestras vidas.
¡Que siempre encontremos el apoyo y consejo adecuados a tiempo!
- De hecho, esta es la razón por la cual en la ley judía (Shuljan Aruj) encontramos establecido que “Así como sus rostros son diferentes, así también sus personalidades son diferentes”. ↩︎

