«El hombre no vive solo de pan, sino de la palabra de Di-s vive el hombre (adam)». (8-3)
¿Qué es el hombre? ¿Qué significa vivir?
Este versículo de nuestra Parashá habla del motivo que tuvo Hashem para alimentar a Am Israel con Maná durante su travesía de 40 años en el desierto: el objetivo fue transmitir la enseñanza vívida de que el sustento de la vida del “adam” es principalmente inmaterial. La palabra “adam” no es casual, ya que refiere a un aspecto esencial en el ser humano y no simplemente a su especie dentro del conjunto de otras creaciones (enosh= humano).
¿Qué relación existe entre el maná – el “pan de la emuná (fidelidad a Hashem)” – y la vida?
Veamos las palabras de Shlomó HaMelej al final del libro Kohelet: “Al final, todo será comprendido; a Di-os reverencia, y cuida sus mitzvot porque esto es todo el hombre.”
¿Qué significa esto?
El ser humano posee un potente mecanismo que le permite habitar este asombroso mundo sin exaltarse constantemente ante sus detalles: la naturalización. El acostumbramiento tiene el llamativo efecto de pasar a segundo plano aquellas cosas que se repiten con cierta frecuencia en nuestro entorno, a tal punto, que al ver nacer un niño, crecer un árbol o una puesta de sol, no tendemos a maravillarnos con la intensidad que ameritaría una conciencia plena de la magnificencia de estos hechos, llegando por momentos, incluso a apercibirnos de ello sin casi reaccionar. A este mismo concepto alude el versículo, “Fue mi propia fuerza y poder personal lo que me trajo toda esta prosperidad” (Devarim 8:17), con respecto al sustento material de las personas.
El versículo de Kohelet menciona la reverencia a Hashem y el cuidado de sus mitzvot, dos intangibles… y para colmo, los define como “es todo el hombre”; entonces,
¿Qué es la vida?
La vida es aquello que hacemos con la realidad que nos rodea. Ningún elemento material puede determinar realmente lo que somos, solo puede constituir parte del marco tangible desde el cual tomamos decisiones. La enseñanza del maná, para nosotros, nuestros hijos y nietos, es que lo que nos hace auténticamente humanos es nuestra conexión con Hashem, Fuente de Vida, y la elección de tenerLo presente y actuar en consecuencia. La vida no se trata de todo aquello que podamos o no tener, sino de todo aquello que podemos y debemos ser.

