SANA PREOCUPACIÓN SANA

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Un elemento inseparable de la paternidad es el sentir preocupación.1

Esto es natural: a mayor sentimiento de responsabilidad mayor preocupación2.

Nuestra tarea es tanto trascendental como crucial, una hermosa vida depende de nosotros. Hay momentos en que sentimos que no hicimos suficiente, o que la duda nos carcome por dentro… ¿Realmente hice todo lo que puedo hacer?

Como dijimos, estas preocupaciones son naturales y sanas, sin embargo, la sabiduría de la Torá nos insta al equilibrio.

¿Cuál o cuáles son los límites de la preocupación?

¿Cuándo puedo saber que hice suficiente en cualquier área de mi vida y en especial en mi rol como padre/madre?

El judaísmo nos brinda dos parámetros3 para definir el temor o preocupación sanos:

– Debe ser algo que la mayoría de los expertos probados en el área aprueben como potencialmente dañino o peligroso.

– Debe ser algo que es frecuente que dañe en forma considerable.

Es decir, algo preocupante (que me lleva a tomar medidas preventivas, por ejemplo) es algo que tiene el potencial de dañar y que al presentarse suele generar el daño estimado.

Si, por ejemplo, el consumo de un alimento no es lo «más sano que existe», puede ser que no se recomiende ingerirlo en forma habitual. Esto no significa que si mi hijo/a lo prueba de vez en cuando uno sea un inconsciente por permitirlo, o no impedirlo.

Uno debe preocuparse de que el acceso a ese alimento sea proporcionado, no se exige de nosotros un «control absoluto». Sucede lo mismo con determinadas actividades que pueden ser sedentarias o poco relevantes, la esencia de nuestro rol es brindar experiencias equilibradas, ni todo sí, ni todo no.

De la misma forma en que con frecuencia precisamos un poco más de firmeza en lo que permitimos o no a nuestros niños, a veces también es bueno y recomendable «buscar la forma» de introducir elementos que flexibilicen el trato o las rutinas de nuestros hijos.

Estos pequeños permisos o flexibilidades sirven como una válvula de escape del estrés y la exigencia cotidiana, como también de amortiguador emocional para una relación sana con nuestros hijos, donde los límites sean claros, pero a la vez contengan un criterio que no requiera un estado de alerta constante.

  1. Ver noción de “Kojot internas” en Meat Min haOr, del Rav Igal Snertz Shlit´´a. ↩︎
  2. Ver la midá de Heder Hargashat Anaá, la dificultad de sentir placer, del Sefer Midot del Igal Rav Snertz Slit´´a, Efshar Letaken. ↩︎
  3.  Ver Najat Ruaj, el código judío de la felicidad, de Rav Igal Snertz Shlit´´a.
    ↩︎