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Estamos en vísperas de uno de los momentos más cruciales del año judío.

Nuestra Tradición se basa en la transmisión milenaria de las Torot (Plural de Torá) que recibimos en el Monte Sinaí de padres a hijos desde hace 3336 años y el núcleo de esta transmisión está encerrada precisamente en el Seder de Pesaj.

Leemos en la Hagada de Pésaj que un grupo de Grandes Rabinos se quedaron relatando la salida de Egipto, entre ellos, durante toda la noche, como dice allí: “Aun cuando sean todos Sabios, todos doctos, todos conocedores de la Torá, es nuestra obligación relatar la salida de Egipto”.

La base del Pueblo Judío es la enseñanza, y Pésaj es la fiesta de la Educación Judía.

¿Cuál es la piedra angular de la educación?

La esencia de la educación es el ejemplo. En la Hagadá hay un mensaje maravilloso tanto para nuestros hijos, como para nosotros mismos: No debemos tomar la enseñanza como un medio para algo más. El verdadero ejemplo nace cuando logramos considerar lo importante como un fin en sí mismo.

Veamos, nadie diría que una persona que no miente por temor a ser descubierto es una persona honesta… a lo sumo será un cobarde. Una persona honesta es aquel que vivencia la verdad como un valor más allá de los beneficios percibidos por ser sincera.

Sin dudas, respecto al valor de la educación y del estudio, esto también es cierto, solo podremos transmitir el valor de aprender si esto es algo que trasciende la utilidad y el beneficio: seguimos estudiando “a pesar de que seamos todos Sabios, todos doctos, todos conocedores de la Torá…”

Dijimos arriba que recibimos Torot, no solo una Torá sino dos… la Escrita y la Oral… La Hagadá es Torá Oral, fue escrita y confeccionada por nuestros Sabios, y nos acompaña año a año… hace miles de años.

Esto no es casualidad. Es el estudio y la transmisión Oral de la Torá aquella que transmite el amor y el valor por el estudio, más allá del tiempo y las generaciones, es por eso que la Hagadá (el relato) es la llave de la continuidad y el futuro.

¡Jag Pesaj Kasher ve Sameaj!